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Los fallecidos por alcoholismo demuestran un problema tan importante como la COVID-19

Durante el año 2020 la pandemia comenzó su preocupante evolución que condujo a un año 2021 en el que las víctimas superaron a las del primer año. Mientras que en 2020 se contabilizaron en torno a 1,8 millones de personas en el mundo, en el año 2021 esta cifra se incrementó alcanzando 3,5 millones. Hay que considerar que estos fallecidos no siempre lo son como consecuencia de la infección por coronavirus, sino con un diagnóstico positivo por algún tipo de pruebas que intenta detectar esa infección. Esto quiere decir, al margen de controversias, que la cifra real de fallecidos por la COVID-19 seguramente es muy inferior a la que actualmente se está manejando pero, sobre todo, esta enfermedad a pesar de lo terrible que resulta por causar un desenlace breve y nefasto, no tiene el poder devastador del alcoholismo.

En el caso de quienes consumen bebidas alcohólicas hasta el punto de transformarse en una adicción, el desenlace fatal por el daño orgánico, puede conducir a que cada año fallezcan en el mundo en torno a 3 millones de personas. Estos son datos proporcionados por la OMS.

El daño que produce el abuso del alcohol lo encontramos no solo en la enfermedad y fallecimiento de personas que, de otro modo, podrían haber tenido una vida más larga y saludable. También encontramos, por ejemplo, en el continente europeo que el elevado consumo de bebidas alcohólicas conduce a que el coste social y por problemas de salud se eleve hasta los 155 billones de euros.

Para tener una idea más cercana del daño causado por el alcohol nos encontramos que en España se producen, cada año, en torno a 20.000 muertes causadas por el consumo excesivo de bebidas alcohólicas. También nos puede ayudar a comprender la gravedad de este problema el hecho de que el 15% de quienes acuden a una consulta médica consumen este tipo de bebidas en un rango que es considerado como de riesgo para su salud.

A pesar de que nos enfrentamos a un problema muy grave, el alcoholismo suele tratarse como un problema sobre el que se guarda silencio. No importa que llegue a destrozar familias, que cause daños económicos y psicológicos, además del deterioro de la salud, pues en las familias donde un alcohólico está presente es frecuente el intento constante de normalizar esa situación. Esto impide recurrir a profesionales de la salud que podrían ayudar a que se supere ese alcoholismo.

Lamentablemente la pandemia en la que todavía nos encontramos ha conducido a que los problemas de alcoholismo se incrementen al mismo tiempo que se han limitado los recursos asistenciales para el tratamiento del alcoholismo. Si dejamos a un lado la prevención, si no se recompensa la investigación científica en este terreno, si no se forma adecuadamente a los profesionales de la salud, nos encontraremos con un problema social que no dejará de agravarse.

Desde EUROCARE, la Alianza para las Políticas de Alcohol en la UE, nos recuerdan que el 50% de los casos de cáncer de hígado en Europa están relacionados con el alcoholismo, y que el 10% de los cánceres colorrectales también aparecen por el consumo excesivo de alcohol, además de estar relacionado su consumo con la aparición del cáncer en porcentajes preocupantes: 6% de cáncer de laringe, 15% de cáncer de mama, 12% de cánceres de cavidad oral y faringe.

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